Love at first sight

Esta mañana nos contaba la peluquera (aunque parezca que no, hago más cosas que ir a la peluquería, eh) que su hija está de viaje en Inglaterra para perfeccionar el inglés, que está la mar de contenta salvo por lo que a comida se refiere pero que el otro día conoció Londres y que no quedó para nada impresionada. Dice que le dijo que era como Madrid o cualquier otra ciudad.


Para gustos los colores, pero recuerdo que cuando fui a Londres me enamoré de ella creo que nada más bajar del avión. Es más, esto no se lo cuenten a nadie, pero me puse a llorar porque estaba cumpliendo uno de los sueños de mi vida: pisar la tierra del Reino de Doña Isabel. Tantos años estudiando inglés, tantos videos de London, tantas anécdotas de gente que había estado, películas, etc, etc y por fin estaba en Heatrow. No me lo podía creer y se me escaparon unas lagrimillas mientras empujaba el carro con las maletas. Claro que lo de llorar no es que me cueste mucho.
Hablando de llorar, que manera de moquear con Love Story. Si ya se que soy una inculta por haber visto esa película por primera vez a los 22 años, pero che, dicen que nunca es tarde si la dicha es buena.