Luego de interminables días de rutina de
dormir-estudiar-comer-estudiar-dormir puedo decir que la tortura ha terminado (o por lo menos por ahora porque no se todas las notas). ¡Que paz!
Eso de levantarme por la mañana y no tener otra cosa que hacer que leer el periódico y pasear por el Rastro bajo la lluvia es tremendo.
El sábado se inauguró la Expo de Zaragoza dedicada al agua y al desarrollo sostenible, pero como todavía no fui no puedo opinar al respecto más que por lo que se ve desde lejos. Los edificios son imponentes y a Zaragoza le quedan unos accesos dignos de una de las ciudades más importantes de España.
De lo que si puedo hablar es del ambientazo que hay en la ciudad. Ayer domingo estaba el centro lleno de turistas, algo impensable en un festivo normal, cuando uno sale a dar un paseo y lo único que se encuentra es a los perjudicados que salen o entran a un after y a los abuelos que salen a pasear el perro.
Mejor me dejo de actualizar y me pongo a limpiar cajones y el escritorio que esto todavía parece una ratonera.