Ahora bien, también debo decir que es una de las ciudades más sucias que he visitado., se puede ver basura tirada en las calles a todas horas. Hay bastantes edificios de la parte antigua rehabilitados pero también fincas que se caen a pedazos. Es una verdadera pena que no la tengan más cuidada.
Vista de Lisboa desde el famoso elevador de Santa Justa
Que la suerte te acompañe
Segurata mirón en pleno Chiado
Tranvía de los antiguos
Arco de la calle Augusta
Palacio Nacional da Pena - Sintra -Castillo de los Moros - Sintra - El viaje siguió por el
Algarve, ya que habíamos reservado en una playa de
Albufeira, sin saber que era una de las mejores playas de la zona
(Praia da Falésia)El agua cristalina, la arena blanca y fina pero en tres días solamente me he metido tres veces al mar (y eso que soy una valiente) porque se me congelaban los deditos de los pies. Viene bárbaro para el retorno venoso pero salís azul y tenés que tumbarte al sol o terminás en la Cruz Roja con hipotermia. Pero bien, muy tranquilo el mar, pocas olas y no mucha gente.
Una cosa tengo que mencionar porque de lo contrario reviento: no he visto una sola mujer en toples. Puede que sea porque era una playa familiar o porque dió la casualidad de que no había ninguna moza con ganas de enseñar carne, pero es raro, más que una ya está acostumbrada a las playas españolas en donde no solamente toman el sol without bra sino que también se varean por todita la playa de esa guisa.
Vista de la playa desde el acantilado
Para finalizar el periplo (volvimos con más kilómetros que la antorcha olímpica) nos fuimos a
Sevilla, la que tiene un color especial,
(y un olor porque el centro huele a bosta de caballo que no veas gracias a las benditas calesas) donde pudimos disfrutar de un soleado día a 46 grados.
También pasamos por
Granada para disfrutar de la Alhambra y los Jardines del Generalife y allí me vino a la cabeza uno de los profesores más majos que he tenido en la carrera y que estudió Derecho en esa ciudad y que siempre nos repetía ese verso que dice:
Ya en el camino de vuelta, no podíamos dejar de visitar
Córdoba y su mezquita, pero la visita nos duró poco porque para la hora de comer ya no podíamos más con nuestras almas y no había botellín de Aquarius ni de na´ que nos reviviera.
Ahora toca imprimir fotos y hacer dieta porque entra la bollería de Portugal, el pescaíto frito y los flamenquines de Sevilla y las tapitas varias me da miedo pesarme.
La Giralda - Sevilla -
Torre del Oro - Sevilla -
Jardines del Generalife - Granada -
Mezquita de Córdoba